La despedida (flashback)* King's Cross* Yisus

Por fin había llegado el primer día de clases de mi hijo, Jesucristo. Los que no nos conocían debían de pensar que éramos pareja, porque por obra del Señor nos manteníamos ambos siempre jóvenes y con el aspecto que nos habían dado las pinturas renacentistas y eran luego emulados por las imágenes baratas que se vendían en los alrededores de las iglesias (no de Pablo Iglesias). Acompañé a mi hijo a King's Cross, aliviada de poder liberarme de él por el año escolar: al fin tendría algo de tiempo para mí. Sin embargo lo extrañaría, a él y a su enfermiza obsesión por los ponis. -Es por aquí, debes correr hacia la columna, la atravesarás fácilmente, ya verás.- Le expliqué con una sonrisa mientras veía a los muggles de alrededor. -Ahora.- Dije mientras lo empujaba con todas mis fuerzas hacia la columna que dividía las estaciones 10 y 11. Qué, no era esa?

Psique había vuelto a dejarme. La muy idiota decía que yo "la maltrataba" única y exclusivamente porque me iba el sexo fuerte. Soy el dios del amor, maldita sea, tengo derecho a que me guste amar intensamente. ¡SE AMA COMO YO DIGO, HOMBRE YA, QUE MI MAMI ME DA PERMISO!
Iba volando por la vida, sin pausa pero sin prisa, cuando vi a una pareja de mozalbetes darse amor en una estación de tren. No, no, ahora que veo bien... ¡NO SE DABAN AMOR, SE SALUDABAN CON CORDIALIDAD! ¿QUÉ ES ESTO? ¿POR QUÉ LA GENTE NO FORNICABA POR TODAS LAS ESQUINAS? ¿ACASO NO ERAN UNIVERSITARIOS?

Oh, Eros, tranquilízate. Estabas en una estación, no en la Universidad de California.

Me senté en una farola a sacarle brillo a mi arco. Debía tenerlo siempre a punto.
Le escupí en la punta y lo froté para sacarle brillo.

- Ma, por favor, estas avergonzandome -Dijo el hombre de lustrosa cabellera castaña, aferrandose al pony de colorines en sus brazos, como si fuera su madre la que evocaba vergüenza ajena del conjunto. No. El autor del bochorno era él pero como era Jesús pues nadie le decia nada.

Se apretó fogosamente contra la columna en un espectaculo semierótico (nadie podía resistirse a sus encantos nazarenos), hasta que se dio cuenta que no era esa columna y llevó a su madre, a Rainbow Dash y al baúl lleno de túnicas y pergaminos y boas.
Cuando por fin estuvieron en el andén correcto Jesús se abrazó a su madre y le dio un beso barbudo en la mejilla, a sabiendas que eso le recordaba a su padre José, o a la paloma, eran una familia disfuncional pero eran felices. Total que el mesías se paseó presentando a su pony al resto de niños hasta que topó con un rubio griego con un arco y un taparrabos blanco, y claro, Jesús se vio cegado por la aureola homosexual del dios del amor y cayó a sus pies, apoyando a Rainbow Dash en los muslos ajenos.

- Cruzaría el desierto, abriría las aguas del mar, y me comeria cien escarabajos peloteros si con ello pudiera lamerte el sudor de entre los dedos de los pies -Dijo el mesías, cegado por la lujuria y el pecado del dios griego.- ¡Dime tu nombre y dame tu whatsapp, rubiales!